sábado, 17 de febrero de 2024

 EL RECUERDO DE UN GRAN ARTISTA 

DEL CARNAVAL DE CORRIENTES *

 

Ramón Alcides Chávez, que firmaba sus trabajos como Alcides Galo fue un amigo querido desde mi adolescencia, militando ambos en la Acción Católica —cuyo origen fascistoide ignoraba por entonces— y que después se abrió paso en el mundo del diseño y la confección de trajes de Carnaval y teatro. Alcides fue uno de esos artistas que en provincias tenemos arrumbados, como si olvidar fuese un ejercicio meritorio. Olvidar es un lujo para nuestros pagos correntinos en los que el talento no sobra.

Alcides Galo nos ayudó en todas las puestas teatrales que hiciéramos allá por los ’80 con el Ateneo Cultural. Actuó, además, en varias de las obras y hasta en la película para TV que hiciéramos. Alcides Galo se encargaba con solvencia de todo: desde la puesta escenográfica, el vestuario, maquillaje, peinados, detalles ya que las obras eran todas de época. Asesoraba a los actores, distendía el ambiente siempre tenso de las puestas con un humor infatigable que daba siempre en el blanco de la ironía, que manejaba con soberbia inteligencia.

Pero como dije, su venero estaba en el diseño y confección de los trajes de carnaval. Era de esos artistas que privilegiaba la imaginación por sobre la mera copia. Con tres elementos, como dicen que hizo Zeus, era capaz de armar complejas filigranas recamadas en piedras de cristal y voladas con plumas de aves que era lo que se usaba por entonces en los lujosos trajes de carnaval. El plástico vendría después. Alcides tenía intuición y buen gusto. Sabía combinar perfectamente cada elemento en el espacio para crear belleza con sentido, nunca belleza ornamental, no. Decía —y lo recuerdo— que todo lo hermoso debe hablarnos de algo además de tocar el corazón. En el diseño, por ejemplo, un espaldar contenía elementos vivos del tema que le proponían. Allá una constelación de strass, detrás un celeste de amazonas para representar un cielo de verano. En eso consistía su sensibilidad: nada quedaba suelto o sujeto al azar. Si uno sabía buscar, como en la obra de todo verdadero artista, ahí estaban los significados que siguen hablándole a nuestra mente después que la obra de arte ha desaparecido. Esas huellas, ese camino hacia otro sentido es el que nos proponía Alcides Galo. Quizás nosotros, encerrados en este punto del mapa donde luchamos a diario para sobrevivir con míseros sueldos, no nos hayamos detenido lo suficiente para comprenderlo. Pero lejos de Corrientes, lejos de Argentina, en el Carnaval de Niza en dos días leyeron todo ese contenido que a mí me llevó años y lo premiaron con Mejor Diseño por el conjunto de trajes que, rememorando la Fiesta de San Baltazar, llevara al Carnaval del mundo en Niza en 1989.

Para evitar el olvido, que es la peor forma que tiene la muerte, algún palco o tribuna del Carnaval correntino debería llevar el nombre de Ramón Chávez.




 

Alejandro Bovino Maciel

Buenos Aires, febrero 2024

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