LA ENSEÑANZA ESQUIZOIDE
Insistir sobre el sistema de enseñanza fracasado en
Latinoamérica ya es parte de un repertorio. Las competencias mínimas que se
requieren para egresar decentemente de los ciclos primarios y secundarios están
a la vista de todos y todas. Gente que ha egresado de una carrera universitaria
escribe mensajes llenos de errores que hasta inducen a equívocos por parte de
quienes los leen. Pedirle a ese egresado que redacte un simple informe se
convierte para él en un camino al calvario lingüístico. No sabe ortografía, no
sabe sintaxis, no sabe muy bien el significado de términos y frases. Si se le
presenta una simple fórmula algebraica ya es un tropezón que le impide conocer
la física más elemental.
Ignoro por qué razón en la Argentina divorciamos
constantemente los ámbitos. Hice los últimos años de la primaria en la Escuela Nº
2 Domingo F. Sarmiento de Corrientes: pleno centro, frente a la Plaza 25 de
Mayo. Frente a Casa de Gobierno, Jefatura de Policía y Rectorado de la UNNE.
Todo el ciclo secundario lo cursé en el Colegio Nacional, el único que tenía
examen de ingreso por entonces y considerado el mejor de la ciudad.
En ambos ámbitos, tanto la escuela Sarmiento como el
colegio Nacional nos propusieron (implícitamente) el aislamiento. Una cosa era
el colegio y otra cosa era la vida fuera del colegio. Nada de cuanto sucedía
afuera entraba en el colegio: ni las informaciones políticas, ni sociales, ni
económicas, ni siquiera nadie jamás nos habló de la alimentación. El colegio
secundario funcionaba como una prisión domiciliaria sin posibilidades de
comunicación con el resto de la vida correntina. Jamás se nos llevó a ver una
película, una obra de teatro, una exposición, una visita a presenciar una
sesión legislativa. Jamás se invitó a escritores/as de Corrientes a visitar el
colegio para exponer sus escritos, proponer interpretaciones, comentar cómo era
la vida de un escritor/a, ni una muestra plástica, ni las organizaciones
sociales para mantener un diálogo fluido y vivo acerca de temas como
discriminación, justicia, sociedad, clases sociales, ni siquiera un economista
o un sociólogo que nos explicara el esquema de funcionamiento económico de la
Provincia. Nada de nada.
Esta verdadera deconstrucción social que opera
separando ámbitos jamás promoverá la inteligencia y el pensamiento crítico. En
las aulas todo era dogma “es así y no se discute” y como tampoco se
posibilitaba la alteridad, eran solamente los docentes dictando clases de tipo
magistrales conductistas como en la escolástica medieval, cuando ya por
entonces, las tendencias constructivistas dominaban el panorama educativo.
Pero en Corrientes todo llega tarde, cuando llega.
Viví diez años en Paraguay y mi editora, Vidalia
Sánchez de Servilibro, que no me permitirá mentir, bien puede atestiguar que al
menos 4 o 5 veces al mes me arrastraba a escuelas y colegios donde estaban
leyendo algún libro mío (pobres dicentes, obligados a leerme y entenderme,
cuando ni yo mismo me entiendo) para mantener encuentros con cursos enteros y
muchas veces, con todo el alumnado haciéndome preguntas y discutiendo; sí
señores y señoras, discutiendo algunos párrafos de las obras. Estos encuentros,
debo reconocer, me enriquecían enormemente como autor. Supongo que estas chicas
y chicos también salían beneficiados tal vez pensando “si éste tipo pudo
escribir libros, ¿por qué yo no podría hacerlo”?
Además, siempre aprovechaba la ocasión para sacar al
psiquiatra del bolsillo y hacer algunas advertencias acerca de las adicciones.
Y después decimos que los paraguayos están
atrasados.
ALEJANDRO BOVINO MACIEL
BUENOS AIRES, NOVIEMBRE 2023
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