sábado, 28 de abril de 2012

LA PELUQUERÍA CARTESIANA



(Discurso de los métodos en la peluquería de Mati)

Matilde: (En una mano, las tijeras, en la otra un mechón tomado como un fardo de pajas en la cabeza de la clienta) ¿Y qué le dijo entonces?
Ortensia sin hache: Caéte de culo, chamiga, pero le dijo: ¿y qué tiene que decir usted, que tiene un hijo guei?
Matilde: ¿Wey?, ¿y qué es eso?
Ortensia: No, wei no. Guei que quiere decir homosesual entre los yankis. ¡No me digas que nunca escuchaste!
Matilde: ¡Vos querés decir gay! Un puto americano. Por supuesto, cómo no voy a saber. ¿Viste la novela de Lupita Ferrer?, ésa que ella tiene una hermana; pero ella no sabe que son hermanas, y tiene un hijo, y el hijo es gay, fijáte. Allá está de moda.
Ortensia: Allá.... ¿adónde?
Matilde: ¿Te gusta así el flequillo o corto un poco más?
Ortensia: Rebajá un poco más. Ella le preguntó al muchacho que canta roc o no sé, ésas músicas que ponen todo el día en la radio... le preguntó: ¿y qué dijo tu mamá cuando se enteró que tenía un hijo guei? ¡En medio de la mesa! Ella estaba hecha una reina como siempre. ¡Qué bien se viste esa mujer! Ah, y te contaba, el muchacho se enojó; vieras la furia que puso, dejó de comer y sobre el pucho le contestó: ¿“y qué dice usted que tiene un hijo con novio allá en Norteamérica”? Y se retiró de la mesa.
Matilde: Mi china, se dice “gay” no “guei”.
Ortensia: Qué, ¿sos de la academia ahora?
Matilde: ¡Las cosas que se dicen en la mesa! A mí no me vengan. Antes era distinto; ¿vos te pensás que la finada mi tía iba a dejar que en la mesa se hable de puerquezas? ¡Ni nunca! ¿Te gusta así o corto más?
Ortensia: Dejá así, me acorta la cara; la verdad, yo prefiero las películas de antes, ¿te acordás de Delia Garcés?
Matilde: ¡Sí! Y la mejicana, la María Felis... ella era siempre una mujer sufrida y corajuda; pero al final encontraba un hombre que le amparaba...
Ortensia: ¿Y la Rita Jeigurd? ¡Qué mujer! Cuando tocaba la guitarra para el torero...ay, qué hermosura.
Matilde: ¿Y Zully Moreno cuando bajaba por las escaleras blancas? Parecía que bailaba cuando iba bajando.
Ortensia: La que no me gustaba era la Isabel Sarli.
Matilde: ¡Dejáme de ésa puerca! Estamos hablando de artistas.
Ortensia: Sí, pero al dos por tres ya daban otra vez esa “Lujuria Tropical” en el cine San Martín y el cochino de mi marido ¡en primera fila!
 Matilde: ¿Viste lo que pasó con la Artemia?
Ortensia: Hace rato no sé nada de ella.
Matilde: Me contaron que se volvió desconfiada como caballo tuerto, que ya echó no sé a cuántos capataces y peones y en fin, todo el que no le cae bien.
Ortensia: ¡Pero si nunca se ocupó de las haciendas!
Matilde: Parece que pilló que le estafaron y no dejó títere con cabeza.
Ortensia: ¡Tiene un carácter, la pobre! No por nada le dejó el marido, querida.
Matilde: Y el hijo parece un vampiro ese muchacho, está pálido y ojeroso, no sé qué le pasa.
Ortensia: Trasnocha que da miedo, anda en juergas día y noche, habla solo por la calle y ¡tiene una junta!, que ni los peores malandrines...
Matilde: Pero a la gente con no se le da gusto nunca, chamiga. Que si es flaco porque es flaco, que si es negro porque es negro.....
Ortensia: ¡No hay pito que le venga bien!
ALEBOVINO, 2012

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