viernes, 25 de mayo de 2012


ATENAS SUCUMBE / 

EN TERAPIA /

CATALINA DE ZENTNER SIGUE TEJIENDO PALABRAS /



Pido perdón de antemano al ávido lector, a la ínclita lectora de estos párrafos por mezclar continuamente un tema con otro en mis notas: deseo que sean como las conversaciones normales en las que pasamos de una cosa a otra sin problemas semánticos.

Como todos sabrán Europa está que arde. Pero si la situación financiera de Europa está en el sanatorio, Grecia está en la UTI al borde del temido default (técnicamente, quiebra de una empresa con el remate de sus bienes). Hace diez años Grecia entró en la Eurozona adoptando el Euro como moneda. Chau ajustes monetarios, chau libertad para fijar tasas de créditos, chau a la autonomía financiera. 
Hace casi 40 años dos partidos alternan en el poder: El Pasok, de tendencia socialista tan moderada que parece de derecha y la Nueva Democracia, de vieja estirpe derechista. En esta convulsión de la crisis surgió un nuevo partido de izquierda, la Syriza, y el envión viene con una camada de gente joven que empuja la candidatura de Alexis Tsipras. El joven político repudia todas las medidas que viene imponiendo la santísima trinidad económica del FMI (cuándo no) el BCE (Banco Central Europeo) y la UE (Unión Europea). 

No necesito volver a repetir cuál es la fórmula mágica del omnisciente Fondo Monetario Internacional: no cambiaron una coma ni un acento desde la década de los ’70 y ahora la francesa Christine Lagarde como presidenta del Santo Oficio financiero parece reforzar aquellas medidas restrictivas de podas brutales en los sectores más sensibles de las sociedades emergentes: salud y educación, siempre las primeras víctimas del pelotón de fusilamiento fiscal. 

Grecia está volviendo los ojos a las salidas de países que entraron en colapso y hoy exhiben salud financiera siguiendo sus propias recetas y rehusando las medidas coercitivas del FMI: especialmente Islandia y Argentina. En lugar de salvar bancos, Islandia metió en la cárcel a los gerentes de bancos especuladores. En el frío iglú de una celda, ahora estarán meditando sus acciones y esto sirve de escarmiento a futuras avivadas económicas.

El 17 de junio se renovará el parlamento de Grecia y en esa ocasión las cifras dirán qué rumbo prefieren tomar los ciudadanos de la democracia más antigua de Occidente: si seguir dentro de la Eurozona ajustándose al rescate que cada día parece pesar más; o salirse del euro y reasumir su propia economía a la que espera tiempos de dura reconstrucción.

Quienes viven allá describen las situaciones cotidianas como algo muy similar a nuestro 2001: incertidumbre, angustia, inseguridad de lo que será el mañana, y una carga como de culpa por algo que los ciudadanos no hicieron pero la clase política y el mercado financiero les endilgan: un feroz endeudamiento.

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Por fortuna la TV pública puede generar proyectos como “En terapia” donde Diego Peretti y Norma Aleandro como cabezas de compañía nos muestran por dentro cómo funcionan los verdaderos tratamientos en salud mental, fuera de las payasadas de Claudio Domínguez y su maestro Amor. La gente del día a día puede ver que el trabajo terapéutico se encauza por otros carriles donde el facilismo del “hay  que amar, todos podemos ser exitosos” y otras fruslerías quedan relegadas al margen de las terapias de pastores de Plaza Once.

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Catalina de Zentner sigue trabajando activamente, recientemente ha participado de dos antologías, una de ellas, “Abrazos de náufrago” de Editorial Corona del Sur tiene dos excelentes trabajos de Catalina en prosa poética. Catalina sabe tejer con hilo fino esas cuestiones que parecen cotidianas porque suceden en ámbitos de la intimidad pero que invaden todo el círculo humano en el que nos reconocemos como criaturas frágiles, al borde del abismo de la muerte. Eso nos dice Catalina en su “Encenderé una vela” de esta antología.


Alebovino, mayo 2012

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