miércoles, 6 de marzo de 2013

EN EL PROSTÍBULO, LA LUPE


EN EL BURDEL, LA LUPE, 
LA DUEÑA, EL INCA.









Ella abrió el cierre de su minifalda, el negro se arrodilló. Ella empezó una danza para quitarse la blusa; dio a desprender la hebilla del sostén negro de encajes que el contrabandista soltó con la misma suavidad con la que arrancaría un capullo entre espinas. Empezó a besar el pubis que ella empujaba mientras hundía la cabeza crespuda del morocho para que le arrancara la tanga con los dientes blanquísimos mordiendo el encaje negro, ya desnuda soltó los cabellos enrulados. El paulista estaba rociado de sudor marcados los músculos por ondulaciones eléctricas. Un puma amenazado que la Lupe acariciaba para domar amansando la bestia, sobándolo en la entrepierna. El escroto se arrugó y ella buscó el miembro con la boca.








El gringo también se desnudó dejando a la luz su palidez lechosa y retraída. La Lupe invitó poniéndose a cada macho en un brazo.
Con cadencias onduladas, arengaba a cada cual con las caderas.
La verga del contrabandista se puso rígida de nuevo, ella la tomó con las manos y se puso a mamarla. Con la misma boca repartía besos de fuego a los dos. El rubio empezó a penetrarla contra natura a ritmo poético.
¿Estás viendo ver, Procorpio?
Sí, doña.
 Y pensar que nos llega el deseo viendo los ojos del que desea. ¿No te pasa lo mismo?
Ver para creer, ver para caer.
Ay, con tus dichos, Procorpio. A mí me da un cosquilleo. Fijáte cómo se le hinchan las venas del cuello, se ve que el corazón está desbocado. ¿Sabías que muchos se santificaron por medio de la revelación del sexo?
Por los ojos entran los antojos, doña.
El chico está aturdido, ahora es como un médium, Procorpio. Los ojos de los dioses miran por él. Y él  sólo ve divinidades en los cuerpos desnudos. Pero ni él lo sabe. ¿Está rezando entonces, doña?
Reza por raza, la madre es una maga magnífica.
 ¿Y qué será lo que le dicen los dioses, doña?
No sé, no alcanzo a saber. Hace tanto tiempo que se me lo reveló, que al final se me rebeló. Mis visiones están levantiscas, dudan de todo y todo es duda.
¿Duda de mí?


Quizás; estar sola nos hace fabular  compañías dudosas. ¿Qué hace un Inca yanacón metido de sacristán de burdel? Está bien que le das categoría, no cualquiera se da el lujo de tener un camarero sumiso venido del Tiahuanaco. Un hijo de Manco Cápac capando las sofocaciones de la clientela cuando se solivianta por alguna chuchería. No cualquiera.
Mama Ocllo le dé salud, doña.
Yo no sé qué le dicen los dioses, pero sé que por primera vez está gozando con los sentidos y los sentimientos.



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