martes, 29 de diciembre de 2009

LA GUERRA DE LA SOCIEDAD

LA GUERRA DEL  SEÑOR HOBBES

 
.
 

Thomas Hobbes (1588-1679) fue un filósofo inglés amigo de Galileo de quien tomó las teorías mecánicas de la física para ingeniar un sistema de pensamiento que tiene mucho de metafísica, psicología, teoría del conocimiento, sociología, política y ética sin ser cabalmente ninguna de esas disciplinas aisladamente. Aunque es difícil encasillarlo, no erraríamos al decir que es empirista lógico, mecanicista y continuador del racionalismo inaugurado por Descartes al despertar de la Modernidad.

En la monumental obra "Leviatán" Hobbes escribió que el Estado, en el que reside la soberanía y el poder, es un mal necesario para sofocar el egoísmo natural de los hombres que, dejados en absoluta libertad, entrarían en una guerra de todos contra todos (bellum omnium contra omnes) porque el hombre (y la mujer, no lo olvidemos, para eso está Mrs. Thatcher recordándosnolo…) es "el lobo del hombre", es decir, tiende a destruir al más débil haciéndolo víctima de su ferocidad, de su codicia, de su maldad; ya que, decía Hobbes, la gente tiene inscripta en sí tres causas de disputa social: la desconfianza hacia todos los demás, la competencia con todo el resto y el deseo de fama. Si se dejara a la gente seguir su natural avidez, decía Hobbes, sobrevendría la guerra general, la anarquía total y el aniquilamiento de la sociedad. Por ello, se hace necesario "transferir" algunos derechos propios a un monstruo fabuloso que está formado de esos deseos colectivos capturados para minimizar el mal que podrían hacer estando sueltos. Ese monstruo es el Estado (el Leviatán de la Biblia: un monstruo evocado por Job para demostrar la inconmensurabilidad del pensamiento de Dios y de sus designios).

Al hacer yo este depósito como individuo, en bien de todos, cedo mi capacidad de hacer justicia al Estado. Por eso no puedo ejecutar a un ladrón aunque lo hallase robando en mi casa, debo dejar en manos del Estado la aplicación de la pena acordada en el código civil.

Viendo las noticias en periódicos y la inefable TV nos tienta preguntarnos: ¿no estamos de nuevo muy cerca de esta guerra que anunciaba el señor Hobbes hace 500 años? ¿No se parece esta encrucijada de asaltos, robos, asesinatos y crimen a la "guerra de todos contra todos? ¿No desconfía el común de la gente de la eficiencia estatal para administrar justicia?

El tan cacareado neoliberalismo proponía disminuir las funciones del Estado a su mínima expresión. No olvidarán los interminables slogans del señor Menem repitiendo las añejas recetas del señor Alsogaray "hay que achicar el Estado" y privatizando a ultranza medios de transporte, producción, educación, salud privada.

Si bien el liberalismo proponía el "dejar hacer" sus negocios a la libre empresa, nunca resignó las tres obligaciones de Leviatán: impartir justicia, proveer educación en condiciones igualitarias y atender la salud pública.

Muchos son los factores que azuzan esta guerra social cada vez más estridente: la diferencia abismal entre ricos y pobres, la marginación total de inmensas masas de gente arrinconadas en villas y asentamientos, dejadas a la "mano de Dios" que nunca abrigó mucho a nadie, huérfanas de educación, sin competencia para el trabajo que cada vez exige más, sin visión de futuro y asolada por todas las enfermedades propias del abandono, la desnutrición y las adicciones. Da la impresión de que ese Estado minusválido del neoliberalismo abandonó a los más débiles, a las ovejas del sistema, en manos de los lobos. Pero las ovejas, según parece, dejaron la mansedumbre de las pasturas y aprendieron a cazar del peor modo: haciéndose caníbales.

 

Alejandro Maciel, diciembre 2009.

 

 



--
Alejandro Bovino

No hay comentarios: