Debate fenómeno\ ilógico con Jacobo Kogan.
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Conocí a Jacobo Kogan a través de quien fue su esposa en vida[1], la querida Aída[2] y dos de sus alumnos, Catalina Galatti y Coriolano Fernández. Nunca nos vimos frente a frente porque la muerte es porfiada y no ceja en la vetusta manía de separar a los amigos que nos aguardan; de esto se trata la siguiente discusión con Jaco. Hubiésemos sido excelentes amigos y de algún modo siento que es así y me permitiré discutir con él haciendo ningún caso a las advertencias de la muerte. Discusión que algunos considerarán ilógica pero, ¿acaso la religión no lo es, según el furibundo Tertuliano de Cartago?
Conocí a Jacobo Kogan a través de quien fue su esposa en vida[1], la querida Aída[2] y dos de sus alumnos, Catalina Galatti y Coriolano Fernández. Nunca nos vimos frente a frente porque la muerte es porfiada y no ceja en la vetusta manía de separar a los amigos que nos aguardan; de esto se trata la siguiente discusión con Jaco. Hubiésemos sido excelentes amigos y de algún modo siento que es así y me permitiré discutir con él haciendo ningún caso a las advertencias de la muerte. Discusión que algunos considerarán ilógica pero, ¿acaso la religión no lo es, según el furibundo Tertuliano de Cartago?
Jaco escribió un ensayo aparecido en el libro póstumo (como nuestra amistad) “Temas de filosofía[3]” y que originalmente fuera publicado en la Revista de la Universidad Nacional de La Plata, Nº 18, 1964. “El tiempo metafísico” parece haber sido escrito para entrar en nuestro repaso iluminada lectora, resignado lector.
Como todos sabemos, empieza diciendo Jaco, la metafísica anhela responder a la pregunta ¿qué es la realidad? Y considerando que el tiempo es parte de dicha realidad, la pregunta <¿qué es el tiempo?>, está entonces dentro del ámbito metafísico. ¿Me siguen hasta aquí? Por favor si osaren desviar de ruta o regresar al punto de partida adviértanmelo antes, no me dejen hablando solo, no sea el caso que me cruzare con algún colega y éste decidiera internarme creyendo que mi juicio de realidad flaquea. Además no dejen de recordar, lectores, que andar solos por caminos desconocidos es una licencia peligrosa desde los tiempos de Caperucita Roja.
Lo real se define como “todo aquello que está en el tiempo y en el espacio”, nos recuerda Jaco y luego asesta la pregunta: ¿estará el tiempo dentro del tiempo? Si respondiésemos “sí” transformaríamos al tiempo en una entidad metafísica. Si dijésemos “no” el tiempo no es una realidad metafísica, es otra cosa. Jaco dice momentáneamente “no lo sé”.
“La teoría de Einstein no ha desmentido las profundas intuiciones de Kant sobre la idealidad del espacio y el tiempo, sino que, por el contrario, dio gran paso hacia su perfeccionamiento”.
¿Cómo es esto?, nos instiga a preguntarnos el sibilino argumento del gaticida. Jaco nos lo aclara: confundimos fácilmente la realidad del tiempo con la de los hechos que ocurren en el tiempo.
(Es un fragmento, continúa en el libro)
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[1] No me pregunten a mí por qué no escribo “viuda”, pregúntenselo a Aída que me lo prohíbe.
[2] Aída es una de mis mejores amigas desde 1993 cuando nos conocimos. Llevamos (ya que hablamos de tiempo) 14 años discutiendo dado su temperamento esencialmente pugnaz y propicio a polemizar con los amigos, siempre con respeto, en vez de abandonar la manía de beber vinos ordinarios envasados en tetra pak.
[3] “Temas de filosofía”, La belleza, el bien, el hombre, la realidad. Editorial Biblos, Buenos Aires, 1996.
[4] O las tres Parcas, viejas eter/nadoras según los antiguos griegos, padres de la imaginación creadora.
[5] “Paradoja del gato de Schrödinger” formulada en “La mente y la materia”, Madrid, Taurus, 1958. Esta célebre paradoja formulada por Schrödinger también cuestiona el concepto de espacio y de tiempo como realidades absolutas. Juro que volveremos sobre ella en otro apartado si ya no lo hicimos.
[1] No me pregunten a mí por qué no escribo “viuda”, pregúntenselo a Aída que me lo prohíbe.
[2] Aída es una de mis mejores amigas desde 1993 cuando nos conocimos. Llevamos (ya que hablamos de tiempo) 14 años discutiendo dado su temperamento esencialmente pugnaz y propicio a polemizar con los amigos, siempre con respeto, en vez de abandonar la manía de beber vinos ordinarios envasados en tetra pak.
[3] “Temas de filosofía”, La belleza, el bien, el hombre, la realidad. Editorial Biblos, Buenos Aires, 1996.
[4] O las tres Parcas, viejas eter/nadoras según los antiguos griegos, padres de la imaginación creadora.
[5] “Paradoja del gato de Schrödinger” formulada en “La mente y la materia”, Madrid, Taurus, 1958. Esta célebre paradoja formulada por Schrödinger también cuestiona el concepto de espacio y de tiempo como realidades absolutas. Juro que volveremos sobre ella en otro apartado si ya no lo hicimos.
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